En estos días de
primavera en que he estado en mi pueblo para la Fiesta Patronal, pensaba
escribir sobre esas vivencias tan emocionantes, pero debo detener la pluma para recordar a una de las viejitas lindas de mi tierra. Nos ha
dejado la “mamá Rita”, esposa, madre,
abuela y bisabuela de una querida familia Peralillana, los Arias Alcayaga,
grandes amigos, agricultores, deportistas y dirigentes de nuestro pueblo.
Ella, infaltable junto a
su esposo, Rubén Arias “Don Kako”, que
la llora en estos momentos, al igual que
todo Peralillo, siempre será rostro querido y extrañado en las calles y eventos
de nuestro pueblo.
Uno de los recuerdos más
emocionantes que he tenido en los últimos tiempos en mi pueblo, tiene que ver
con ella. Ocurrió hace algunos años en
unas vacaciones de invierno en que junto a Jano Valencia, pudimos asistir a la
inauguración o ampliación de la sede del Club de Adulto Mayor “Luz de Luna”.
La ceremonia en sí estuvo llena de emociones como las distintas presentaciones
artísticas de estas viejitas y viejitos lindos, los discursos, los bailes a los
que fuimos sacados a bailar por muchas de ellas y las diferentes conversaciones
que iban surgiendo con muchas de ellas que
han sido parte de mi infancia pueblerina.
Enseguida viene el
momento más emocionante cuando todos ellos y ellas, empiezan a cantar el himno
de los adultos mayores, con la “Mamá Rita” a la cabeza, allí ver sus rostros
tan queridos y escuchar la letra que nos decía a todos que no los dejáramos
solos, que sus cuerpos estaban cansados
pero sus espíritus eran jóvenes y que sólo necesitaban de nuestro
cariño, de inmediato se nos hizo un nudo en la garganta y al terminar el abrazo
surgió espontáneo y emocionado. Siempre
te recordaré “Mamá Rita”, por esa emoción y por todos los momentos en que nos
topábamos y surgía cariñosa la palabra
de saludo, la pregunta por su amigo Manuel Madrid y los demás miembros de mi
familia.
También tengo que
recordar que hace un par de años, la encontré sentada como muchas veces en la
salida del callejón donde estaba su casa, tomando solcito junto a su viejo.
Inevitablemente tuve que detener la camioneta para saludarlos y surgió de
inmediato una amable conversación como siempre y afortunadamente pude sacarle
esta foto que pongo en este blog para el recuerdo de todos.
A su familia el más
grande abrazo desde estas lejanías y el consuelo de que esta buena mujer
peralillana estará alegrando el cielo con su amable figura y nos cuidará desde
allá como lo hacía en esta tierra nuestra de cada día.
1 comentario:
Tengo el orgullo de ser sobrino de ellos y mis mejores recuerdos de niñez están en la casa de Peralillo. Fui acogido muchas veces, siempre con gran cariño por ellos mis muy queridos viejitos del Norte (Vivo en Santiago). Era emocionante el amor que ellos demostraban y pienso en lo triste que debe estar mi tio Caco. Realmente se nos fue una persona muy valiosa. Dios te bendiga Tia Rita.
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