lunes, agosto 02, 2010










SE NOS FUE UNA BUENA PERSONA.





Armando Henríquez “Don Cortínez” (desconozco por qué le decían así), estuvo presente en nuestras vidas desde la más lejana infancia. Inicialmente en esos remotos tiempos de las salidas a la pesca y caza con grandes personajes como Vidal Valencia, Ramón Ramos, Ramón Rojas, Rubén Urquieta, Rubén Valdivia, Cano Pinto, Diego Espinoza, Jaime Toro, Ramón Pérez y muchos más. Siempre era uno de los que llegaba primero al lugar de salida por ser prácticamente vecinos, normalmente lo acompañaba su hijo mayor Ramón Luis que tan temprano nos dejó, lo que constituía uno de sus mayores dolores. De allí partíamos muy de madrugada hacia diferentes rumbos, sobre todo a la zona del río Alcohuaz y Cochiguaz, donde vivíamos las mayores aventuras en la pesca de truchas y en la cacería de tórtolas, perdices y liebres. Don Armando siempre lo teníamos allí con su sonrisa bonachona y la alegría que compartía con todos los demás. Recuerdo especialmente aquella anécdota que ocurrió en la cordillera cuando Ramón Ramos le jugó una broma y puso una trucha viva adentro de la tetera con agua y le dijeron a don Armando que la pusiera al fuego, cuál sería el susto de nuestro amigo al ver saltar la tetera cuando la trucha sintió el calor de las llamas.


Luego siguió estando presente como vecino y amigo, por ejemplo, se me vienen a la memoria esos interminables partidos de pool donde era clásico que pasaba a buscar y a desafiar a mi padre a una partida en las frías noches del pueblo; muchos de estos partidos eran larguísimos y contaban como público con los habituales asistentes al pool que incluso seguían atentamente los detalles de esos partidos y que serán un recuerdo imborrable de muchos peralillanos que seguramente lo fueron a despedir.

Más próximo en el tiempo se convirtió en el acompañante de mi padre en sus trabajos de la venta de frutas y verduras en la feria de Vicuña y Calingasta. En estos días sábados y domingos, no sólo estaba la situación de transportar las distintas mercaderías, sino también estaba la compañía y la amistad como amigos de toda la vida. De hecho, me llené de una emoción extraña y tuve que detener un momento la escritura de esta nota, al saber que su partida fue en una de estas ocasiones; según mi padre y mi sobrina este sábado 31 Don Armando había estado en la feria toda la mañana compartiendo alegremente con varias personas, por ejemplo, con su cuñado Genaro González y en un momento, sin previo aviso, se desmayó para no despertar más, por lo tanto, su partida lo encontró como lo vamos a recordar siempre: alegre, trabajador y amigo de su gente.

Dentro de lo mismo, desde esta ya insufrible distancia en que estoy, mi recuerdo más cercano fue cuando hace un tiempo en mis vacaciones, llegó a buscarme muy alegre para mostrarme el famoso afiche del Carnaval de Vicuña de hace muchos años, el cual lo tenía enmarcado, ya que constituía uno de sus mayores orgullos, más encima ahí aparece pescando con sus amigos Iván Salas Barraza y Vidal Valencia. En ese momento, me insistió en que les tomara esta foto que pongo en esta nota como uno de sus últimos recuerdos gráficos.













Finalmente, quiero aplicar acá las palabras que alguna vez dije sobre su hermano Lino Henríquez (Qepd), en las cuales indicaba que agradezco a la vida la posibilidad y el honor de haber conocido a una persona que puede llevar a cabalidad el apelativa de “Don” Armando Henríquez que hoy deja a su querida familia, a la señora Alicia, Patricio y Francisco, más sus nietos y nietas con el dolor de su partida.