domingo, junio 26, 2011











Se nos fue “Don Harolo”, el patriarca de la familia Valdivia.

La memoria lejana me lleva a los días y noches en que la Quinta ubicada en los antiguos terrenos de la Familia Toro, era uno de los puntos neurálgicos de nuestro pueblo, en el día por ser fuente bullente de trabajo y de esfuerzo de mucha gente querida, sobre todo la familia Valdivia que allí tenía no sólo su bello hogar lleno de plantas y flores, sino también su lugar de trabajo. En la noche porque muchos eventos de beneficio, veladas, bailes y tantas otras actividades se llevaban a cabo en ese mismo sitio, congregando no sólo al pueblo sino a amigos venidos de todos los lugares del valle.













Esa misma memoria me trae de inmediato la figura patriarcal de Don Nicolás Harold Valdivia, “Don Harolo”, siempre trabajando, siempre con su silueta pequeña de hombre de campo, siempre dispuesto a dar todo por su familia y su gente. Creo que siempre lo vi en dos momentos clásicos, primero en esas horas de trabajo, ya sea en la quinta o pasando por la calle en algún tractor rumbo a los otros terrenos de Wilson Toro; y luego en las actividades del pueblo siempre acompañado de su esposa y familia, aclanados como todas las grandes familias del pueblo, los veo llegando juntos a la multicancha del pueblo y tomando ubicación en un sitio privilegiado en las graderías o en la cancha, en una mesa de bailable o en las actividades de la plaza y la iglesia.













De allí mi memoria viaja en el tiempo y, por supuesto, tengo que referirme a los demás integrantes de la familia Valdivia, sus hijos e hijas, más cercanos a mi generación, que son parte fundamental, no sólo del Club Deportivo Peralillo, sino de la historia completa del pueblo. Estoy seguro que ellos y ellas, llevarán el recuerdo del padre en el alma y en el corazón y que en este momento están sufriendo con esta pérdida, pero estoy seguro también que los recuerdos junto a él son los mejores, ya que la mayoría de ellos no sólo tenían al padre cada día en el hogar, sino que trabajaron codo a codo con él durante mucho tiempo y en esto no cualquier persona tiene ese privilegio, por lo tanto, hay que sentirse bendecidos amigos y amigas, ya que compartieron con él y el resto de la familia mucho más tiempo que cualquier familia en esta época.















Las generaciones de nietos y bisnietos del querido clan de los Valdivia no están tan cerca de mi conocimiento, pero estoy seguro que en estos momentos ellos y ellas estarán llorando su partida; a pesar de este dolor, los invito a honrar la memoria de su abuelo y juntar fuerza, salir de la pena y trabajar por su vida personal, por su familia, por su club deportivo y su pueblo como sé que lo están haciendo y lo harán en el futuro.