sábado, marzo 31, 2007


LAS CARRERAS A LA CHILENA EN EL VALLE

Este verano recién pasado tuve la oportunidad de asistir a las carreras a la chilena en Diaguitas, este evento me hizo recordar tantas oportunidades de mi pasado y del pasado de tanta gente en el valle.

Siempre habían caballos en mi casa, siempre se esperaba con entusiasmo las actividades relacionadas con ellos, desde los primeros intentos de andar a caballo por allá por los dos o tres años hasta aquellas veces en que teníamos que ir a la Placilla a caballo y en un grupo de cinco o seis caballos volvíamos galopando hasta la casa, eran carreras largas en que al final los nobles animales se "cargaban" y había que ayudar a otros a detenerse.

Por otra parte, el recuerdo de los días de Pampilla en Lourdes, los cuales se realizaban los 19 de septiembre en la medialuna y en los cerros cercanos. Allí aparece el recuerdo del "Plátano" el mítico caballo de mi padre que tantas carreras a la bandera ganó en su época. Esas carreras que partían en el camino de subida hacia la parte alta de Lourdes y que empezaban de una inmovilidad total para pasar a una violenta partida que seguía por la calle hasta llegar al cerro donde ya los caballos se cansaban y eran pocos los que podían llegar al trotre hasta la bandera chilena puesta en la punta del cerro. Allí el jinete tomaba la tricolor y bajaba con el orgullo de haber sido ganador, paseándose frente a todos en la medialuna, recibiendo el aplauso del público y el premio destinado.

También habían juegos populares en que participaban tanto los niños del pueblo como muchos de los huasos a caballo. Recuerdo claramente una vez en que el "palo ensebado" estaba difícil de alcanzar, mucha gente estuvo durante toda la tarde intentando llegar a lo alto, pero no se podía... pasaban las horas y ya era oscuro, todos se daban por vencidos, cuando de repente de dentro de la ramada sale el "Mingo" y, medio curado incluso, se encamina hasta el palo y sin mayor esfuerzo lo sube y saca el premio dejando a todos los participantes con la boca abierta.

En fin estas fiestas huasas, como la de Diaguitas, en Peralillo, en San Isidro, etc. reúnen a mucha gente las cuales se la juegan en cada carrera con sus apuestas y con los pronósticos. Se reúne principalmente la gente de la tierra, la gente del campo que con sus animales o con los animales de sus patrones se juegan un prestigio en cada carrera.

Desde aquí sólo me queda recordar esos viejos tiempos y tratar de llevar a mi familia, especialmente a mis hijas, lo más que se pueda a esas actividades tradicionales para que se empapen de la historia y lo típico de mi tierra.

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