lunes, noviembre 12, 2007

SEGUIMOS LA TRISTE TRADICIÓN DE QUE EN PERALILLO SE NOS VAN DE A DOS.


Nuevamente el título lo dice todo, lamentablemente esta vez no ha sido la excepción...

(Hace poco nos había dejado la señora Adelina Alcayaga (esposa de don Manuel Alcayaga y madre de mi amigo José Alcayaga) Luego presionado por esta partida se fue su hijo Juan Alcayaga, típico obrero campesino del pueblo y que apuro su partida por la pérdida de su madre)


(Primera quincena de noviembre)


Me he enterado de la triste noticia del sensible fallecimiento de Don Octavio González, el viejo panadero del pueblo y padre de dos grandes amigos de toda la vida, Genaro y Hernán González, el "Churo" y el "Nene"; a ellos y a toda su familia mis más sentidas condolencias.
La vida de don Octavio es parte de la historia del pueblo, desde aquellas lejanas épocas en que él era panadero con don Juan Olguín o posteriormente con Juan Peñailillo, para finalmente llegar a establecer junto a su propia familia su panadería en Lourdes. Allí se le veía siempre amable, siempre con la sonrisa en los labios y el saludo cordial de un hombre bueno y trabajador de toda la vida. En estos tiempos siempre lo veía en su casa cuando iba a buscar a mis socios pescadores para ir a los camarones o a las truchas, estoy seguro que me estimaba mucho y por lo mismo su recuerdo perdurará por siempre... él era de esos hombres buenos con bajo perfil, sin ostentación que gracias a su trabajo y dedicación (que como panadero significa prácticamente trabajar de noche o de madrugada y no tener posibilidades de dejar de lado el trabajo porque estaba a cargo de nuestro pan de cada día) criaron a una familia que debe estar llorando su partida al igual que mucha gente tanto en Lourdes como en Peralillo.


Por otra parte, no me he repuesto de lo de Don Octavio y me llega la trágica noticia de la muerte del querido "Quelo", Pedro Ramos, que en una de las vueltas de la vida nos dejó inexplicablemente y más terrible todavía dejó a su numerosa familia sin su presencia que significaba el sostén en todos los aspectos de la vida. Nadie sabrá a ciencia cierta qué pasó por su mente y su corazón...

Pero lo que si sabemos es que Dios debe tener fiesta guitarreada en el cielo y el tata Dios debe estar pidiendo "que cante el Quelo" y el viejo guitarrero campesino debe estar entonando unas rancheras, unas guarachas, unas cumbias y toda su variedad de canciones que alegraron muchas jornadas de fiesta en diferentes escenarios, en la mayoría de las casas del pueblo y, por supuesto, en mi casa peralillana.



Sólo recordar su amabilidad, su disposición y buen trato (incluso por eso mis hijas lo están llorando a kilómetros de distancia aquí en Arica), apreciar su saludo alegre y su paso en la famosa bicicleta mini que era tradición de su traslado hacia la escuela y su trabajo de auxiliar escolar.

Sólo dar ánimo a su esposa, a sus hijas y a toda su familia que esta pérdida duele hasta lo más hondo...

las paradojas de la vida... "el Quelo" que tantas alegrías dio con su canto y su guitarra (ahí lo vemos en una fiesta en la casa de los Pérez), hoy nos cantó una canción dolorosa que anuda la garganta y no deja salir el canto... por eso finalmente debo decir que también está de duelo la música campesina...

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