viernes, noviembre 25, 2005



















El club del adulto mayor de Peralillo.

Con este relato quiero tratar de llevar a las palabras una de las sensaciones más intensas y placenteras que he vivido últimamente en mi pueblo, se trata de lo que me pasó en noviembre de 2004, fecha en la cual excepcionalmente pasé unos días por allá.

Estaba por Peralillo tratando de descansar y en eso me llegó una invitación inesperada, se trataba de asistir a la inauguración de la sede del club del adulto mayor, primera reacción…¿De qué estamos hablando?, segunda… ¿Dónde es esto? Respuestas: se trataba de inaugurar una sede que habían terminado de construir un grupo de peralillanos y peralillanas que se juntaron formando un club de adulto mayor, en el cual hacían actividades amparados en los planes del gobierno para la tercera edad. Esto estaba en un terreno que les cedieron a un costado de la posta, donde les alcanzó para construir una sede en la cual tenían sus reuniones y actividades.

Así que me alisté para la ocasión, con la idea de ir unos momentos a pasar la tarde con gente linda que me vio crecer y que todavía me dice “Ivancito”. Pero era bastante más que eso, de partida me reencontré con un amigo de la infancia, el Jano Valencia, el cual estaba allí por dos razones , la primera porque su madre era parte de ese grupo, la recordada profesora Rosa Cortés y la segunda porque él está dedicado a labores sociales dentro de algunas organizaciones gubernamentales e iba como invitado.

Allí estuvimos conversando de los tiempos mozos y viviendo yo creo las mismas sensaciones, ya que iban llegando los protagonistas y cada saludo era un momento de gran emoción, donde dos ex cabros chicos, ahora ya crecidos, estaban con ellos en este momento tan importante, con don Marcial Vergara y su esposa, don “Kako” Arias y esposa, don Lelo y la Mireyita, don Rigo Astroga y sus esposa, doña Violeta Rojo que me pescó y me sentó al lado de ella y del Dixon Pérez, su hijo, que estaba allí como representante del grupo folclórico. De doña Eliana Meléndez, de la señora Wilda Rojas, de la señora Magdalena Palta, esposa de Don Rubén Urquieta, de las hermanas Alcayaga, de la mamá de la Jacqueline Estrada, de la viuda de don Alfonso Rojas y tantas otras personas.

Una de las primeras cosas que me mostraron fueron una serie de fotografías de la gran cantidad de actividades en que ellos y ellas ya habían participado, tanto para reunir fondos para la construcción de las sede como en las diferentes presentaciones artísticas en el valle. Cada foto me iba llenando de una gran sorpresa al ver a gente que uno concebía como muy quitada de bulla, disfrazada, bailando, desfilando, etc.

De allí apareció la recién electa alcaldesa la señora Gloria Torres, la cual fue recibida con mucha alegría por todos y sobretodo por doña Teresa Cabrera que la llenó de elogios por su triunfo, por ser mujer y por haber ayudado a este grupo de la tercera edad: “y un aplauso para la alcaldesa, y que linda que es la alcaldesa y un brindis por la alcaldesa y todos aplaudían y brindaban”.

En ese momento empezó oficialmente la inauguración, ya que la otra invitada del gobierno regional no llegó y parece que había mandado una representante o algo así...

De aquí empezó una seguidilla de números artísticos, cada cual más sorprendente, ya que las señoras que yo veía desde siempre por el pueblo en sus quehaceres domésticos, ahora se convertían en bailarinas, en poetisas, en declamadoras, en modelos que presentaban disfraces y atuendos que ellas mismas confeccionaban.

En uno de esos números artísticos, ellas sacaron a bailar a todos los varones (que éramos pocos) y de allí para adelante no paró el baile y se turnaban para bailar con los varones o entre ellas, como si fueran muchachitas de disco que no tenían pareja y que en grupo igual se divertían. Que bello ver bailar a la señora Ana Cerda, a doña Viole y a tantas otras que me demostraban que la alegría estaba en sus vidas y que yo jamás terminaría de sorprenderme por eso.

Finalmente se cortó la cinta de la inauguración y allí vinieron algunos discursos alusivos al momento y fue allí cuando mi sorpresa y mis sentimientos llegaron al máximo, los veo a todos hombres y mujeres juntarse al centro de la pista y empezar a entonar el himno del adulto mayor, donde sus voces temblorosas me decían que no los olvidará, que cada uno de ellos tenía todavía mucho por ofrecer, que un anciano era la sabiduría y la experiencia; y todo eso no era sólo palabras, ya que ellos para mí siempre han sido eso y mucho más; y allí estaba la historia de mi pueblo. Y mis lágrimas brotaron y mi aplauso salió espontáneo desde muy adentro; y en alguna medida mi alma se limpió de mucho peso que tenía, de allí a agradecer a todos los presentes…y decían más encima que eran ellos los agradecidos…. Muchas gracias por un momento inolvidable y si alguno de ustedes viejitos y viejitas lindas llega a leer estas palabras ojalá las pueda traspasar a todos los integrantes del club.
Con el cariño de siempre Iván Salas Madrid.

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